domingo, 2 de marzo de 2014

Maniquí mujer desnuda. 95 euros

Las tiendas de segunda mano nos deparan hallazgos inesperados. En el almacén disponían de más modelos. Pero un servidor se quedó prendando de la maniquí del escaparate. Soy un tipo ahorrador que todavía conserva su trabajo y no me costó demasiado sacar 95 pavos del cajero automático. Más problemas tuve para llevarla a casa. No pesaba demasiado. Pero entrar en mi pisito de soltero con la compra me hubiera deparado mil y un problemas. Por eso pedí al amable vendedor que la envolviera de forma discreta. Me dijo que no era posible y me recomendó que la sacara vestida. Tras dejar paga y señal acudí a mi domicilio para rebuscar entre las ropitas de mi ex. Carla era guapetona y simpática. Pero ni de lejos tenía el tipazo de la maniquí. Por eso la ropa le quedó pequeña y los sostenes no le entraban ni a la de tres. Con nocturnidad y alevosía salí de la tienda y trasteé con discreción mi adquisición. La bruja del entresuelo sospechó algo raro y telefoneó a la policía. Los agentes me preguntaron si había alguien conmigo. No confiaron mi negativa y revolvieron mi apartamento. Afortunadamente no encontraron ningún cadáver. Pero no se sorprendieron por la maniquí. Me guiñaron el ojo y me desearon buenas noches. Nuestra relación apenas duró seis meses. La ingrata maniquí quedó prendada de un maniquí hombre que la rondaba y ambos se fugaron. No me pregunte como.