lunes, 2 de agosto de 2010

Fotografía taurina

Hubiera sido mejor prohibir el botellón y la venta y consumo de heroína en los alrededores de algunos colegios catalanes. Sin embargo, le ha tocado el turno al arte de cuchares.

Para comentar algunos aspectos de la fotografía taurina nada mejor que mejor que realizar una relectura veraniega de la Antología de la fotografía Taurina, 1839-1939 editado por Espasa Calpe en 1999. Antes que nada mi respeto por el curricullum de los autores y por el trabajo que han realizado. Juan Miguel Sánchez y Manuel Durán Blázquez demuestran un buen conocimiento de la historia de la fotografía y de la historia del toreo. Además observo un punto de sano apasionamiento en sus comentarios taurinos.

Mi cultura taurina es básicamente televisiva. Mi padre era más o menos aficionado a los toros. Pero sólo me llevó una sola vez a la plaza de la Monumental. Tendría unos ocho años y apenas me acuerdo de nada. El resto de mis corridas han sido televisivas o de otro tipo. El blanco y negro de los antiguos televisores no permitía distinguir lo más sangriento del espectáculo. Por lo demás, apenas he pisado las plazas de toros, y siempre por motivos ajenos al mundo del toreo: En los primeros años de la democracia asistí a un mitin y años. Más tarde a un concierto de Joaquín Sabina el mismo día del salvaje atentado de Hipercor en Barcelona.

Bueno vamos a entrar en materia y comentar el libro foto taurino. El periodo cronológico es idéntico al de mi tesis doctoral. Sin embargo, los autores demuestran un gran conocimiento de la fotografía taurina franquista. La verdad es que mis conocimientos de la fotografía científica posterior a la guerra civil son escasos. Sin embargo estoy dispuesto a mejorarlo. Aprovecho este blog para pedir una beca de investigación. Me conformo con 35.000 euros durante tres años. Los gastos corren de mi cuenta y juro por el toro que mató a Manolete que mi trabajo marcará un antes y un después en la investigación de la historia de la fotografía.

Otra vez me salgo del guión. Por eso este punto y aparte para señalar que en el libro reseñado se trata bastante de la fotografía taurina catalana. Podemos empezar por el final. Las corridas ayudaron a recabar fondos para las milicias antifascistas: “En la España republicana solo se dieron festejos durante los años 1936 y 1937, especialmente en Barcelona y Valencia, a beneficio de instituciones relacionadas con los combatientes” (pág. 110).

Desde 1900 Adolf Mas realizó diversos reportajes sobre el mundo del toreo. En parte fueron financiadas por el Institut d'Estudis Catalans. Sus imágenes son tan variadas como un desencajonamiento de toros en Sevilla (1906), la actuación de Max Linder en Las Arenas (1910) y un reportaje de la plaza de toros de Vic (1922): “De los primeros años de trabajo quedan como muestras taurinas las corridas de la plaza barcelonesa de Las Arenas (1902-1910), las tomas del coso de Madrid (1906), los
retratos de Pepete y Chicorro.” (pág. 53)

Anglada, Casa-Casellas

En 1914 se publica La Lidia en Barcelona. Alejandro Merletti fue su primer fotógrafo. Manuel Mateo Serrano (1896-1984) fue su sustituto. En la obra se reproducen dos impactantes instantáneas realizadas por Mateo de Rafael el Gallo toreando en Barcelona. Majestuosa resulta la pose del picador José Fernández Miralles con su caballo blanco (1925).

En la obra se reproducen diversas fotografías realizadas en Cataluña. Es necesario señalar el retrato de Ignacio Luengo realizado en el estudio de Torija (C/Fernando VII, Barcelona) sin fecha, pero de finales del siglo XIX . Impacta igualmente la foto de la plaza de toros de Tarragona que nos muestra a 5 toros que poco después serían toreadas por las “señoritas toreras” Lolita, Angélica y Rosita.

Tengo un dilema. No se si continuar comentando el libro o dar de una puñetera vez mi opinión sobre la prohibición. Sobre el libro diré que, sin ser una edición de lujo, presenta unas imágenes bien reproducidas y documentadas. Sobre la prohibición diré que no me gustan los toros, pero tampoco me gusta el fútbol, ni el dominó, ni el cine de consumo de Hollywood. Desde luego estoy en contra del maltrato de los animales. Pero me parecen mucho peor ciertos tipejos que tratan, por ejemplo a los inmigrantes, como animales sarnosos. Creo que hay demasiado miedo, odio y resentimiento en nuestra sociedad. En nuestras manos está sembrar las semillas de la convivencia.