Mi querido amigo Felip Puig, es un decir, nos pide que denunciemos actitudes incívicas en los medios de transporte. Vaya por delante que no la tomé en Cataluña. Por otra parte, mis intenciones no eran en modo alguno delatoras. Para eso estaban los macartistas o macarthistas o maccarthistas. Andamos sobrados de malditos bastardos con los impresentables políticos que nos desgobiernan. La verdad es que para mí la señora o señorita lucia unas maravillosas piernas. Disfruten de ellas.