sábado, 27 de noviembre de 2010

Cambio de imagen

Cada vez es más frecuente observar radicales cambios de imagen en nuestros semejantes. Sobre todo en cuestiones como rediseños de narices, borrado de arrugas en el rostro, arreglo de bustos y abdómenes, etc. Cuando observamos estos fenómenos solemos exclamar, "ESTE SE HA OPERADO". No hay edad, sexo ni condición social que no se vea afectada por este proceso. Los clientes más importantes son aquellos que viven de su imagen pública y los millonarios excéntricos. También son habituales los burgueses y burguesas con complejo de fealdad. El verano es una época muy propicia para los cambios de imagen. La obsesión por lucir un buen bronceado da lugar a interminables sesiones de playa, piscina, rayos UVA, etc. Además, es necesario lucir un buen tipito y mantener un aspecto joven. Los severos regímenes, los potingues faciales y corporales, las gimnasias imposibles, y en ocasiones la cirugía, intentan diluir la curva de la felicidad. Por si fuera poco admiramos y envidiamos la eterna juventud y la esplendida madurez de la mayoría de los protagonistas de las llamadas revistas de la vagina: estrellas del espectáculo, gentes de mundo y vividores en general. Además del maquillaje y los trucos fotográficos es evidente que la cirugía tiene mucho que explicar de esos rostros estirados y esos vientres lisos. Todo es un montaje, nos comen el coco e intentan tomarnos el pelo. Juegan con nuestro tiempo y nuestro dinero. En fin, nos incitan para que no seamos nosotros mismos.
Curiosamente todos los esfuerzos van encaminados a demostrar que el concepto de belleza del ser humano contemporáneo se identifica con el de un adulto joven de raza blanca/nórdica. Preferentemente de cabellos rubios y ojos verde azulados. De tipo atlético moderado (varones) y curvilíneo (mujeres). Esta nefasta costumbre se ha extendido como un cáncer. Con demasiada frecuencia observamos importantes cambios de imagen entre nuestros semejantes: De repente nos percatamos que han desaparecido las canas de alguna compañera de trabajo, cierto día la foca de nuestra vecina regresa de vacaciones con diez kilos de menos. Cualquier mañana podemos tener la terrible desgracia de ver como nuestro jefe se ha apalancado un peluquín de lo más ridículo. También puede suceder que seas incapaz de reconocer a tu compañera disfrazada de pelirroja o de rubia platino En ocasiones nos damos cuenta que fulanito ha rebajado tripa de forma sospechosa y que a menganita se la ha realzado el busto notablemente.
Sin embargo, aunque la mona se vista de seda, mona se queda... De nada nos sirve aparentar lo que no somos. Tarde o temprano acaban descubriéndolo, en el mejor de los casos tan sólo se consiguen efímeros resultados. Y si llevamos nuestra obsesión demasiado lejos, la salud y la economía nos pasarán factura.
Además de peligroso, no sirve de nada engañar a la naturaleza; a las rubias artificiales se les nota a la legua. Los peluquines y las pelucas cantan más que una almeja. Las morenas y morenos temporales hacen oposiciones a graves lesiones dermatológicas. La delgadez a base de regímenes draconianos es algo así como jugar con fuego y que se nota en seguida mirando sus manos regordetas y la triste y melancólica expresión de sus ojos.
Para colmo, tenemos el tragicómico ejemplo del difunto Michael Jackson: Emperrado en la misión imposible y suicida de parecerse al hombre blanco, y en disfrutar de la eterna juventud.
Recuerda, amigo, que los gases anestésicos pueden producir lesiones cerebrales, y que las arrugas y las canas bien llevadas tienen su atractivo y dan personalidad y carácter.
Pasa de artificios corporales. Aprende a vivir con tu cuerpo. Sácale partido a tu edad a través de la experiencia. Aliméntate de forma equilibrada. Intenta dormir lo necesario.
Toma el sol con moderación, no veas demasiado la televisión y procura no trabajar en exceso. Descansa siempre que sientas fatiga, pero no te pases. Huye del sedentarismo. No abuses de la informática y deja de fumar. De vez en cuando date buenos paseos. Procura respirar aire puro. Descubre el placer de la lectura. Intenta escribir, practica algún deporte y disfruta de tu afición preferida. Cultiva las relaciones humanas de todo tipo, en especial las que más te apasionen. No abuses de los analgésicos. Modera el consumo de alcohol, y nada de drogas. Procura guiarte por tus propios criterios y pasa de tus padres cuando muestren síntomas de senilidad. No hagas caso de los charlatanes. Desconfía siempre de tus superiores, tanto de los paternalistas como de los cabezones que siempre tienen razón.
En fin, intenta siempre no ser esclavo de tu propio cuerpo. Piensa que el concepto de belleza está impregnado de un profundo relativismo cultural, evoluciona a través de la historia, es víctima de modas pasajeras y, finalmente, es interpretado por cada sociedad y por cada ser humano de forma distinta. Procura siempre ser tu mismo.