lunes, 27 de septiembre de 2010

Parada obligatoria

Joan Barril (1999): Parada Obligatoria. Ed. Planeta, Barcelona

Esta obra fue el libro de cabecera de mi amigo Alejandro Belmonte cuando le operaron de cáncer de garganta. Le sirvió de consuelo y esperanza. Años después Alex sigue casi tan parlanchín como hace 30 años. Eso sí, su tono de voz es más bajo y más ronco. No se puede tener todo. Por otra parte, como casi todos nosotros se muestra escéptico y perplejo por los cambios socioeconómicos que debemos afrontar y por algunos bicharracos que andan sueltos por ahí.
La obra trata de accidentados politraumatizados. No por eso el autor les hace ajenos a su enfermedad. De alguna manera todos somos responsables de nuestros males. Alejandro fumó y trabajó demasiado. Sin duda vivió demasiado deprisa y ahora necesita tomarse las cosas con más calma.
Afortunadamente no he leído este libro en circunstancias tan dramáticas como Alex. Sin embargo, su lectura me ha hecho recordar momentos amargos de dolor y enfermedad. Especialmente cuando tras ser operado de la vista pasé una larga temporada en un infierno donde no podía leer. Espero no pasar por la experiencia de no poder hablar. Pero para un “lletraferit” no poder leer es una putada. Además los audiobooks me producían un soporífero letargo, un sueño eterno que acababa con el disco.
Más que una novela, Joan Barril ha escrito un manual para varones cuarentones en crisis. Obra pues imprescindible para quien ha tenido una crisis o está a punto de tenerla. En cualquier caso resulta una agradable vacuna. Mucho más barata que la consulta de un psiquiatra y sin los efectos secundarios de las benzodiazepinas y de otros fármacos que nos aplatanan más de la cuenta.
Nota: Presto el libro de forma gratuita y desinteresada a cualquiera que esté pendiente de operarse y la lista de espera no sea demasiado larga.