Es fácil discernir entre la Elise real y la virtual. Sin embargo, no siempre tengo claro cual de sus imágenes es más fotogénica, sugerente, guapetona, llámesele como se quiera. La realidad es la que es. Pero aunque la joven rebose juventud, fotogenia y belleza debe competir fieramente con los fantasmas de unos reflejos que a veces, querámoslo o no, nos superan.