Ásperas rivalidades políticas se transforman en estrechas e insondables alianzas. Regalan sonrisas, abrazos, saludos y apretones de manos. Carme Chacón es más expresiva y parece estar disfrutando más que con una película de los hermanos Marx. Rubalcaba parece que tiene la mirada perdida y ríe con la boca pequeña. Sin duda una ejemplar escenificación de una reconciliación.