Els Daguerre de Sants. Memoria d'un barri.
El meteorólogo de TV3 anunció buen tiempo para la mañana del sábado 19 de octubre y para el fin de semana en general. De esta forma aparqué mi paraguas, mis zapatos de Goretex y mi cámara submarina. Tras desayunar un melocotón, un té verde con jengibre, limón y canela y un poco de chocolate negro salí a la calle. A la altura del metro de Sants me cayó una buena llovizna antes de visitar una exposición sobre un estudio fotográfico casi centenario (1916) del barrio de Sants de Barcelona.
La empresa era, y es, de carácter familiar. Está ubicada en Sants 78 en un edificio construido exproceso como estudio fotográfico y con una primitiva galería de luz natural que pronto pasó a ser artificial. Centrado en el retrato de estudio, pero sin dejar de lado encargos de fotografía publicitaria, de moda y de otra índole. Por él pasaron recién casados, jóvenes en estado de merecer, grupos familiares, niños de primera comunión, militares con y sin sable, algún que otro difunto, músicos, futbolistas, bailarines, actores, viudas, familias extendidas, familias nucleares, niños con caballo de cartón, de primera comunión, grupos escolares, jóvenes apuestos, bellas señoritas, dignas damas, señoras rollizas, serios y calvos caballeros y personajes diversos.
Martí Bonet Berenguer (1882-1961), que anteriormente había trabajado en Tarrasa fue el fundador del estudio. El retoque, las fotos en blanco y negro las fotografías coloreadas y los virados son las técnicas más utilizadas. Los fotógrafos de estudio Daguerre tratan de ofrecer una visión idealizada del modelo y de recrear en su estudio un paraíso de cartón-piedra a caballo entre el Prozac y esas sesiones de peluquería y esteticien que nos hacen sentir mejor de lo que realmente eres y estás. En este punto noto en falta por parte de los organizadores elaborar un discurso crítico que como investigadores pueden realizar mucho mejor que yo. En este sentido se agradecería una reflexión sobre como pasaron estos modelos y el estudio los “felices” años veinte, la efervescencia de la Segunda República, la tragedia de la Guerra Civil y la negra noche del franquismo. Noto a faltar estas imágenes y el análisis histórico de su ausencia.
Por otra parte el tiempo pasa factura y transforma los retratos en imágenes arrugadas, amarillentas, rasgadas, con espejo de plata o con hongos...También hace surgir documentos históricos que muestran formas de vestir, de peinarse, de maquillarse y también maneras de relacionarse que reflejan tradiciones cristianas como la palma y fiestas locales como el carnaval. Pero sobre todo muestran una mirada limpia, inocente y saturada de una ilusión que en la actualidad está colapsada.
En estos momentos el estudio está amenazado por la crisis y por una nueva normativa de actualización de alquileres que está cercenando negocios tradicionales como por ejemplo la librería Cervantes de la calle Canuda. Ahora que nadie se salva del apocalipsis de los recortes y el desamparo la Asociación Fotoconnexió coordinada por Susanna Muriel organiza esta exposición y al mismo tiempo trata de recaudar fondos y organizar actos para salvar la memoria y la propia pervivencia del estudio fotográfico. Destacar finalmente el audiovisual realizado por Ricard Martínez.