La vida nos depara extraños descubrimientos. Es fácil entender que hace un gato, un delincuente o un violinista en un tejado. Pero ¿Qué explicación podemos encontrar para esta silla perdida en la soledad del tejado de una casa de campo dónde “Se prohíbe bañarse”. Más sencillo resulta explicar la presencia de unos pequeños sostenes fucsia abandonados en el asfalto de una calle solitaria. Me pregunto si el corredor de fondo se llevó una alegría al verlos. Tal vez se acordó de lo hermosos senos de la mujer de sus sueños.