Soy un asiduo practicante de la bici estática. La incomodidad de los sillones de las bicis normales, el tráfico, la polución, los ancianos despistados, los niños revoltosos y los perros peleones me obligaron hace tiempo a este dura decisión. Ahora con la crisis muchos sillines de todo tipo de bicis dejan mucho que desear. Eso si, su sombra parece estar en perfecto estado. Las apariencias engañan.