Los grandes errores amorosos son dolorosamente desgarradores. Es vital saber superarlos y poder sacar lecciones de provecho. Por otra parte es necesario los buenos y los mejores momentos de las historias más infelices. Es una buena manera de endulzar la amargura y de diluir la tristeza.
Tener en cuenta, por otra parte, que existen miles de puertas y ventanas abiertas para nuevas relaciones y que, en ocasiones, vale la pena tropezar dos veces en la misma piedra.