domingo, 16 de enero de 2011

Elogio de la sombra




Casi nunca nos fijamos en ellas. Pero las sombras están ahí casi como nuestro Ángel de la guarda. Varían con la intensidad de la luz y se diluyen en la oscuridad. Nuestra sombra forma parte de nosotros mismos. No pesa, ni habla, ni llora, pero ocupa espacio y tiene unos valores y sentimientos que son los contrapuestos a los nuestros. Sin sombra no seríamos nada, ni nadie, estaríamos muertos. Respetemos y amemos a nuestra sombra como si fuera parte de nuestra familia, como si fuera una parte más de tu cuerpo.