sábado, 15 de enero de 2011
La Salle Congreso
Cuantos recuerdos evoca mi memoria. Media infancia y toda la adolescencia pasadas en ese centro de enseñanza concertada que tiene más de 50 años. Para el cincuentenario se celebraron diversos actos, cena incluida. Hay también una página en Face book.
No guardo rencores y casi no conservo malos recuerdos. Creo que sería peor persona de no haber estudiado en La Salle Congreso. No exactamente por la calidad de su enseñanza. Pero en el barrio de Porta donde vivía había escuelas mucho peores, y mis padres carecían de recursos y de relaciones para un centro de elite tipo Institut Français. Evoco con nostalgia al señor Cervera por sus esfuerzos por enseñarnos una historia muy distinta a la oficial. Sus apuntes eran por entonces todo un tesoro. También tengo gratitud por la paciencia de los profesores de dibujo y trabajos manuales. Y como no recordar el señor Granell, profesor de matemáticas, física y química y modesto aficionado al ajedrez.
Con el paso del tiempo te das cuenta que aparte de la enseñanza básica de aprender a leer, escribir y matemáticas básicas el resto de enseñanzas escolares se pueden aplicar muy relativamente. Por entonces no habían ordenadores, ni Internet, ni calculadoras. Era otro mundo. Pero en el colegio adquirí hábitos de estudio, un hambre de saber, una afición a leer y unas ganas de escribir que más o menos me duran todavía.
En mis tiempos sobraba una enseñanza dictada por un gobierno autoritario, represivo y sanguinario. También sobraba lo que hoy llaman una enseñanza cristiana en la que nunca he creído. Sobretodo faltaba coeducación. La enseñanza sexista fue una desgracia.