No está bien. Pero por desgracia es habitual encontrarse por la calle objetos desechados como la pinza amarilla rota o el cartón de zumo de piña y uva. Sin embargo hay que estrujarse el membrillo para descubrir los motivos que impulsan a una persona dejar abandonado un zapato femenino aparentemente bien conservado. En nuestros días es común abandonar dos pares de zapatos frente a un contenedor de basura y en otros sitios menos habituales. Pero un zapato viudo es un objeto particularmente inútil. “Como el semen de los ahorcados” que diría el maestro Joaquín Sabina