viernes, 11 de marzo de 2011

Atraco a mano armada




Estas cosas ocurren. Un trabajador intenta ganarse la vida en un comercio junto al Palau de la Música y un pistolero acaba con su vida. Barcelona es una ciudad sobrada de violencia y falta de medidas de seguridad. Hay demasiada gente que se busca la vida en la economía informal o en la delincuencia. El metro está infectado de carteristas. Muchos comercios sufren el azote de atracos a mano armada, de sustracciones más o menos ingeniosas, de alunizajes y de otras técnicas criminales. El aeropuerto, las estaciones de ferrocarril y de autobuses son buenos lugares para perder la cartera y el equipaje. El centro turístico de la ciudad condal está lleno de peligros para el turista más o menos confiado o despistado. La Sagrada Familia es el “templo” de los carteristas. Los hospitales tienen más chorizos que virus. Los desvalidos enfermos y sus familiares son sus víctimas principales. Pero también lo sufren los trabajadores y los bienes de los centros sanitarios.

Hacen faltan medidas que protejan la vida y los bienes de los ciudadanos. Las autoridades y los empresarios están obligados a hacer todo lo humanamente posible para que trágicos asesinatos como el del joven vendedor pakistaní no vuelvan a suceder.