La fotografía etnográfica suele estar estrechamente relacionada con el colonialismo. La mayoría de las imágenes antropológicas ven a los indígenas como seres humanos menores de edad. Estas fotografías, en muchos casos, han justificado el colonialismo e incluso el esclavismo.
La fotografía etnográfica catalana, por el contrario, está relacionada con un nacionalismo, más o menos chauvinista y su visión es muy diferente de la fotografía etnográfico-colonial. Se trataba de idealizar la vida rural frente al urbanismo, de la tradición frente a la modernidad, del pasado frente al presente.
El Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya fue creado en 1915 por Tomas Carreras i Artau (1879-1954). Hay que destacar la colaboración de Josep Maria Batista i Roca (1896-1979). Muchos de sus miembros eran socios del Centre Excursionista de Catalunya. Sin embargo, fue una entidad independiente. Tomas Carreras era catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras de Barcelona. Batista i Roca fue uno de sus discípulos más aventajados. En la actualidad su archivo se conserva en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de Barcelona. Hay unas 5.000 fotografías efectuadas entre 1917 y 1923. Carreras y Batista tomaron personalmente muchas de las fotografías, especialmente se dedicaron a recopilarlas por compra o donación.
El interés etnográfico de estas imágenes es muy superior a las fotografías del archivo fotográfico del Centre Excursionista de Catalunya. Los colaboradores del Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya trabajaban con metodologías más elaboradas y con objetivos profesionales más concretos. Las buenas relaciones con el Centre Excursionista de Catalunya les permitieron en ocasiones comprar fotografías “a mitad de precio, caso de los positivos de Juli Soler que reflejaban la vida tradicional de algunos valles pirenaicos.”(CALVO, 1991, 124)
El material fotográfico recopilado poseía gran interés didáctico y fue utilizado por Carreras para ilustrar sus clases. Gran parte de las fotografías están mal conservadas y otras muchas carecen de todo tipo de señalización. Las fotografías, en general, se ampliaban a tamaño postal (10 x 15 cm.), encolándose en una cartulina.
Josep Maria Batista i Roca redactó, en 1929, una memoria en la que explica la importancia de la fotografía en el Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya:
“ (...) 2) Ha sigut organizat un Arxiu gràfic, nodrit principalment de fotografies de la vida típica i tradicional de Catalunya (tipus, indumentaria, la casa, festes i aplecs, feines del camp, vida marinera, etc) Aquestes fotografies i les corresponents fitxes descriptives, constituint veritables documents, són acoblades sistemàticament. Ultra aquest servei inèdit, poseeix també l’ARXIU un fons considerable de fotografies de diversa procedència, col.leccions de postals, gravats, albums, etc.” (CALVO, 1991, 174)
El antropólogo Lluís Calvo nos recomendó un texto que trata de la utilización de la fotografía en la etnografía Manual per a recerques d'etnografia de Catalunya, publicado por Carreras y por Batista en 1922. En esta obra, además de señalar la importancia de conseguir fotografías etnográficas, se dan consejos técnicos para su toma. No en vano ambos autores eran fotógrafos prácticos.
En la obra se aconseja tomar retratos de frente y de perfil, siguiendo los trabajos del fotógrafo francés Bertillon. También se recomienda la toma fotografías no preparadas, en las que los modelos no posen. La parte final del libro está ilustrado con fotografías de Tomas Carreras Artau; imágenes de pescadores del Maresme, un pastor del Pirineo y una instantánea del popular “ball de bastons”. Los trabajos del Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya,sufrieron una notable ralentización cuando Batista abandonó el trabajó. Sin embargo sobrevivió, aunque muy desvirtuado, a la Guerra Civil.
Batista y Carreras tomaron fotografías personalmente. Por otra parte, utilizaron una red de colaboradores para recoger todo tipo de documentación, entre ellas la fotográfica. Es necesario destacar las imágenes sobre psicología infantil fruto del trabajo de Carreras.
En fin, el Arxiu d’Etnografia i Folklore de Catalunya fue pionero de la fotografía etnográfica. Su método de trabajo era mucho más riguroso que el de los fotógrafos excursionistas con los que, por otra parte, estaban muy relacionados. Lluís Calvo nos dice al respecto:
“La renovación que impulsó se vio acompañada con la introducción como método de trabajo de la fotografía etnográfica. Gracias a ello, en la actualidad disponemos de una muestra gráfica de inapreciable valor de la cultura tradicional catalana de principios de siglo. Esta acción quedó completada con los estudios de ‘cartografía etnográfica’ que empezó a realizar.” (CALVO, 1991, 247)