domingo, 9 de mayo de 2010

La fotografía en las granjas

Textos
GRENE, M. (1919): “La fotografía en las granjas.” Lux
Este artículo apareció en la revista Lux en 1919. Posiblemente sea una traducción o reelaboración de un trabajo publicado por M. Grene, en alguna revista inglesa o americana. El autor ofrece consejos para fotografiar animales de granja e instalaciones agrícolas:
“Desterrada ya la suposición de que la fotografía no tendría nunca aplicación en otros campos que el del sport y el taller, con fines comerciales, nos complacemos en comunicar a nuestros lectores algunas impresiones sobre su empleo en la agricultura.
En las granjas, el aparato fotográfico gana rápidamente popularidad; muy a menudo una simple fotografía sirve para efectuar importantes transacciones en ganados, plantaciones, etc. El campo de empleo del aparato fotográfico en las granjas es ilimitado y puede proporcionar muchos provechos.
La explotación de una granja ha sufrido verdaderas transformaciones, pues, dejando la monotonía de criar aves y cultivar terrenos sin preocuparse demasiado de los productos obtenidos, el agricultor empieza a tener en cuenta el reclama de sus frutos para sacar de ellos una remuneración.
M. Grene da los siguientes consejos relativos a esta especialidad fotográfica: disponer de un fondo sólido, a cubierto del sol; emplear un motivo obscuro para los asuntos claros, y otro más claro para los objetos de sombra. Un follaje espeso, o la falda de una colina, como la pared de una casa pueden ser aprovechados, mientras no presenten un exceso de detalles. Si se trata de tomar fotografías de caballos debemos procurar que los miembros anteriores no resulten tomados demasiado de lado. Cabeza alta, inclinada en dirección a la cámara orejas tiesas. Esta posición se obtiene fácilmente llamando la atención del animal en la dirección deseada. Si necesitamos para la pose un ayudante, debemos colocarlo junto al animal, y no muy separado.
Tratándose de fotografiar vacas, debemos dedicar especial atención a las partes posteriores del animal, para hacer resaltar su presentación. La cabeza inclinada a un lado ligeramente, para alcanzar el ojo, dando así más vida a la fotografía.
Los borregos deben fotografiarse individualmente, para evitar los grupos confusos que casi siempre se observan en las fotografías de rebaños, haciendo que apenas se distinga el tipo del animal. También debe evitarse el aire, para que la lana, al moverse, no perjudique el resultado.
La vaca lechera no debe fotografiarse nunca de frente, pues procediendo así sus regiones anteriores parecerán más grandes de lo que realmente son y darán al animal la apariencia de un buey. Debemos hacer resaltar las urbes y las regiones posteriores, partes útiles del animal.
Estos principios tienen aplicación en todas las labores de la granja. Hemos visto fotografías de campos de trigo, de viñedos, admirablemente presentadas, formando trípticos. En una vista aparecía el campo sembrado en conjunto, en otra podían contarse fácilmente el número de plantas desarrolladas en cierta extensión, y en la última se apreciaba el tamaño de los racimos.
Tratándose de plantaciones de árboles, la fotografía puede dar grandes facilidades a los peritos, pues a veces antes de decidirse a ir personalmente al lugar objeto de su visita, pueden juzgar fácilmente la importancia de la arboleda cuyo valor y extensión deben apreciar.
Y no hablemos de representar fotográficamente el valor de una instalación agrícola, ya que saltan a la vista las facilidades que proporciona nuestro arte a tal objeto (Lux, agosto, 1919, 13-14)