Hay muchas formas de relajarse y tratar de sentirse mejor. Los estiramientos y la sofrología son el camino que han escogido estas talleristas del Casal de Barri de Prosperitat de Barcelona. Yo también formo parte del grupo y mi condición de fotógrafo me impide salir en la foto. Recomiendo con toda firmeza este tipo de prácticas. Para mí son muy efectivas, afectivas, adictivas y terapeúticas. Por lo que dice la profesora Loli soy una persona (muscularmente) demasiado rígida. Algún defecto tengo que tener. Bromas a parte tras una sesión de gimnasia consigues mejorar muchos problemas de estrés, sueño o contracturas musculares. Si existe el cielo creo que sus habitantes deben pasar bastante tiempo practicando este tipo de ejercicios. Sin duda es un camino para lograr la felicidad. O al menos para no ser demasiado infeliz. Durante mucho tiempo recelé de estas prácticas con la misma fe que me mueve a rechazar los recortes y el neoliberalismo. Pero la evidencia es la evidencia y esta terapia de grupo es más efectiva para mí que cosas tan placenteras como pasear, tomar fotos, leer a Luis Cernuda, hacer el amor o escribir este blog.
