La fotografía o la vida. Un homenaje a Jorge Semprúm
Hay momentos de tu vida en que no puedes parar de tomar fotos. Te llueven ideas y proyectos como si cayera un diluvio. Pero en ocasiones no tienes tiempo para dedicarte al arte de Daguerre. Mucho peor es cuando hacer fotos o pensar en la fotografía te resulta amargo y doloroso. Cuando cada vez que vez tocas una cámara piensas en aquella mujer que te dejó. Cuando al ver una imagen impactante en el periódico recuerdas que tus investigaciones, publicaciones y exposiciones no te han dado de comer. Cuando te muestran tus amigos y conocidos las previsibles fotos de viajecitos organizados o aniversarios más o menos felices. Cuando ni tu vista, ni tu agilidad es la de antes y te cuesta vislumbrar alguna cosa en los endiablados visores digitales.
Es bueno y necesario tomarse periodos de silencio y descanso fotográfico. Pero debemos contraponernos a las adversidades y tratar de planificar un proyecto fotográfico con el mismo entusiasmo con el que retomaríamos, si fuera posible, la relación con la mujer de nuestra vida.