Ha tenido que llegar esta lacerante crisis para que las calles recobren un espíritu democrático y reivindicativo que se había perdido con tantos excesos de consumismo. Pero también se redescubre el espacio más íntimo y doméstico del ser humano. En estos tiempos de recortes las familias de reagrupan, los amigos se reencuentran y las parejas potencian su afectividad y su sexualidad, Las vacas flacas tienen que servir también para algo bueno.