La vieja señora es una asignatura pendiente que no queremos aprobar de ninguna de las maneras. Pero tarde o temprano aprendemos la lección y nos dejamos cobijar en su larga y tenebrosa sombra. Los servicios funerarios facilitan la labor, al menos para los deudos. Los recortes sanitarios del señor Boi Ruiz hacen subir las acciones de las compañías funerarias catalanas. Casi nadie quiere morirse. Pero cuando resulta tan complicado vivir dignamente la guadaña puede ser una liberación.