Si la mayoría de los humanos lo pasamos mal o regular, los animales lo tienen fatal. Durante estas fiestas algunos serán objeto de regalo como mascotas y demasiados pasto de los excesos gastronómicos. Hay que comer para vivir y no vivir para comer. Muchos festines navideños me parecen pura obscenidad, pura pornografía gastronómica y pura crueldad hacia unos seres vivos que tal vez no sean más irracionales y salvajes que sus verdugos.