Seguramente muchos de ustedes se ofenderían, y con razón, si la gente fuese adornando sus automóviles con imágenes de torturados por los nazis, la santa inquisición, las dictaduras latinoamericanas o los servicios secretos israelíes. Esta y otras imágenes de Jesús de Galilea están tan idealizadas que hasta el dolor y la muerte parecen hermosas. Sin embargo, no me parece adecuado que se muestren en ningún sitio público y a la vista de menores de edad.