Esta imagen me decepciona por muchas cosas. Primero porque el árbol no ejerce en esta ocasión de marco incomparable, segundo porque me muero de envidia por no estar a su lado en vez de ese señor sobrado de tatuajes, tercero porque aunque se la ve contenta, ni la pose, ni las gafas, ni los dientes, ni el cirgarrillo la favorecen. Eso y algunas cosas más tienen las fotos robadas y los amores imposibles