viernes, 10 de agosto de 2012
Matar el nervio
Ustedes ya saben que soy contrario a la pena de muerte y a la muerte en general. No me gusta ir a los cementerios, ni tampoco visitar al dentista. Pero las caries hay que tratarlas. En especial cuando son profundas como nuestra maldita crisis. Esta vez no bastaba con un simple empaste. Era necesario y procedimiento más radical, complejo y costoso. La broma sale por más de 500 euros y la primera sesión consistió en una "endodoncia rotatoria birradicular" o en palabras vulgares, "matar el nervio". No pude evitar recordar las dos versiones de "La tienda de los horrores". Fue la media hora más larga de mi vida. Nunca antes había tenido la boca abierta tanto tiempo sin apenas pronunciar palabra. La anestesia y la habilidad de la odontóloga evitaron el dolor. Pero no pudieron impedir un mal sabor de boca resistente a colutorios y comidas especiadas. Me esperan 4 o 5 sesiones más y un diente rehabilitado. Lástima que no se lleven fundas de oro. Me hubiera gustado imitar en alguna cosa a Pedro Navaja.