jueves, 26 de septiembre de 2013

Ana Botella y la lengua inglesa

 Ya ven como me gusta tomarme un café. Normalmente largo y descafeinado, o bien mezclado con cereales tipo Ricoré. Les cuento todo esto por la vergüenza ajena que he padecido por las facultades linguísticas de algunos políticos españoles. Pero en el fondo les entiendo. Muchos son más o menos de mi generación y en el colé y en la universidad aprendieron, aprendimos, a chapurrear el francés. El problema es que la gente más joven que estudió inglés no consigió defenderse ni en la lengua de shakespeare ni en la de Rousseau.
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