Ya no está de moda llevar sombreros. Y menos un modesto sombrero de paja. Sin embargo es evidente que sienta bien a casi todo el mundo. Tanto da que seas una atractiva joven o uns señores entrados en años y en canas. Lo sencillo es hermoso y además parece ayudarnos a pensar mejor y a encontrar nuestra mejor jugada en la partida que día a día libramos por la vida y contra la muerte.