viernes, 11 de noviembre de 2011

Winston

Hay muchas maneras de dejar de fumar; parches, acupuntura, psicoterapia, miedo a perder el trabajo o pánico por enfermar. Dejarlo en un  banco del antiguo canádromo Meridiana de Barcelona es un primer paso. Es alejar el cuerpo del delito. Pero al mismo tiempo es poner un caramelo a  fumadores irredentos y emprobrecidos que rebuscan colillas en el suelo, papeleras y otros lugares. Por otra parte parece que el fumador no era una persona rica. Por lo que sé la picadura de tabaco es mucho más barata que los cigarrillos.