Arturo rondaba los sesenta y compaginaba mal que bien los achaques de la edad, con un ERE y un desamor galopante. Sabedor de mi reconocida habilidad epistolar me pidió que le escribiera una carta de amor para su ex pareja. Un cumpleaños es un buen motivo para reconciliarse, he aquí el resultado:
“Querida amiga:
Deseo de todo corazón que entres con buen pie en la quinta década de tu vida.
Desde la admiración más profunda, desde el amor más infinito, desde la pasión más desenfrenada, espero que seas capaz de tocar la verdad y que la felicidad te acaricie.
No puedo ser objetivo contigo. Me domina un deseo sin límites, un amor profundo y la amistad perpetua. Espero que afrontes la década con alegría, prudencia y cariño.
Deseo que el amor llame a tu ventana, que abras de par en par tu corazón y te dejes envolver por un mar de besos, un torrente de pasiones y una explosión de lujuria.
Cuida tu salud, cuida tus amigos y familiares y déjate cuidar por quienes te queremos.
No se puede romper con un pasado que piensa en tí noche y día, que quiere hablarte, verte, sentirte y amarte.
Dicen que la nostalgia es un error. Pero recuperar lo bueno del pasado es inyectarse una bocanada de optimismo. Recuperarte sería como recomponer mi maltrecho corazón. Creo que tú también te sentirás mejor. Tu cumpleaños puede ser un buen momento para un cariñoso reencuentro, un volver a empezar de ternuras, caricias y besos.
Sencillamente tuyo, Arturo
Lunes 25 de abril de 2011”