John Berger y Marc Trivier (2004): Esa belleza. Bartlebby.
A sus cincuenta y muchos años estaba perdidamente enamorado. Sentía la imperiosa necesidad de estar junto a su amada, de hablarle, de besarle, de tocarle y de hacerle el amor. También disfrutaba tomándole fotos. En especial retratos de su hermoso y expresivo rostro. Pero era incapaz de escribir nada importante sobre su adorda. Estaba bloqueado. Por eso buscó la inspiración en otros autores y la encontró leyendo Esa belleza. Especialmente en el título del primer capítulo "lo que me parece bello”.
El cuerpo de X era muy diferente al ideal de belleza de Giacometti. Sin embargo admiraba aquel cuerpo pequeño y fuerte que le regalaba unas curvas llenas de lujuria. Entre ambos había una afinidad absoluta. Una irrefrenable necesidad de compartir confidencias, miradas y fluidos.
"El deseo sexual, si es recíproco, origina un complot de dos personas que hacen frente al resto de complots que hay en el mundo. Es una conspiración de dos." (pág. 46)
El suyo era un amor que necesitaba trascender del presente y pervivir en un futuro demasiado incierto. Cuando las fuerzas flaqueen y dolor sea el pan de cada día "No dejaré de amar lo que pueda de tí" (53). Gracias a John Berger había podido plasmar mucho mejor sus sentimientos por escrito.