La plaza Ángel Pestaña se reabre. No sé si es mucho tiempo seis meses para colocar cuatro jardineras y hacer un aparcamiento subterráneo. El resultado es muy discreto. Una plaza dura en la que los chavales juegan al fútbol, algunos ancianos se sientan a tomar el Sol y algunas parejas se buscan y se comen a besos. También hay un tablero gigante de ajedrez y damas. De vez en cuando se juegan partidas en tamaño XXL trufadas de pelotazos, ciclistas que invaden el tablero y niños de tres años que juegan con las piezas sin conocer las reglas. Esperemos que esta reforma sea la definitiva de esta década. Más vale malo conocido que bueno por conocer.
