No se llamen a engaño. Este bocadillo no es un cadáver exquisito. Sin duda está podrido en el sentido podrido de la palabra podrido. Lo encontré en la entrada de una casa abandonada y preparada para recibir la deconstrucción de la piqueta. Mejor que no piense en lector en bocatas de jamón ibérico, tortilla de patatas u otras delicias que nos alegran muchos desayunos y algunas meriendas.