Son la ilusión de todos los niños y de bastantes adultos. Su magia está en la diversidad de su colorido y forma. Su presencia nos llena de ilusión. Su fin explosivo es un tragedia que hace romper lágrimas y tristezas. Pero su muerte agónica frente a una red es casi de juzgado de guardia. No muestro los globos reventados para no herir a los más sensibles. Disculpen las molestias.