miércoles, 22 de mayo de 2013

Valores para vivir



Ejercicio propuesto por Loli Martos, Fisioterapeuta y sofróloga

Hace un par de años la profesora de técnicas de relajación nos profuso estos deberes para unas navidades. Tomé algunas notas y el trabajo cayó en el olvido. Mi obsesión por recuperar viejos escritos me animó a reelaborarlo. Identifico el concepto de valores para vivir, más o menos, con el de ideas fijas. Por eso no me gusta la idea de seleccionar diez valores vitales, ni diez libros, ni diez películas, ni diez personas. Puestos a resolver el ejercicio señalaría lo siguiente:

1.-Buscar el sentido de la vida

En serio como el Victor Frankl en “El hombre en búsqueda de sentido” o en broma como en la película de los Mothy Pyton, “El sentido de la vida.” La tragedia de los campos de concentración nazi descrita por un psiquiatra se contrapone con la comedia disparatada de los cómicos ingleses.

En momentos de crisis como los actuales resulta difícil asimilar demasiadas toneladas de amargura. Perecíamos inmunizados al dolor del pueblo judío, vietnamita o palestino. A la violencia y pobreza en América Latina, al Apartheid en Sudáfrica o a la guerra de los Balcanes. De pronto nos noquean de un puñetazo y parecemos supervivientes de un campo de exterminio. Para mí en estos momentos el único sentido de la vida es salir lo mejor parado de esta catástrofe financiera, de este drama humano y del latrocinio y despilfarro de estos últimos años llamados de bonanza.

2.- La salud. Seguramente debería ser el primero. Problemas menores te limitan bastante. Los más graves o vitales anulan o ponen punto final a tu existencia. Por otra parte, tengo muy presente una fotografía reciente en la que una madre herida de muerte trata de consolar a su hijo en sus últimos instantes. A veces maltratamos la salud y en ocasiones la salud nos maltrata. Nuestro más grande tesoro se transforma en una ruina.

3.-Los seres humanos. O mejor, algunos seres humanos

También suelen disputarse el primer puesto. Especialmente los más queridos y nuestros descendientes directos en particular. Por otra parte, el ser humano es el principal depre-dador del planeta y si pudiera del universo. También el hombre es el principal enemigo para otros hombres y en particular para la mujer.

El concepto de familia parece un valor sólido y universal. Pero cuando sabes que también lo idolatran los mafiosos, los ministros del interior del Opus Dei y otras gentuzas te rascas la cabeza y empiezas a dudar.

4.-El trabajo

Pasamos demasiadas horas trabajando, buscando empleo o recordándolo con nostalgia y masoquismo cuando te jubilas o te quedas en paro.

Existen diferentes tipos de trabajo. Desde ejecutivos con sueldazos y planes de pensio-nes obscenos al de aspirantes a mileuristas. En este momento los políticos tratan de mezclar en trabajo con privilegios y hasta con delitos. Consideran a los funcionarios privilegiados, vagos y maleantes. Muchos empresarios serían si pudieran negreros o cosas parecidas. Así las cosas el ideal de realizarte en una profesión se contrapone con una realidad que te explota o te margina.

5.-El sexo, el amor y la amistad

El sexo es una necesidad, el amor una enfermedad y la amistad un gran tesoro. Muchas veces aunque no siempre, se mezclan y se confunden.

Seguramente nos regalan los mejores momentos de nuestra vida. Pero también son fuente de enorme desasosiego, oscuros dramas y sangrientas tragedias.

El amor en pareja suele canibalizar demasiadas amistades. Nuestra promiscuidad de pri-mate se contrapone con la monogamia bíblica.

6.-El dinero

Alguien dejó escrito que era el único Dios verdadero. Sin duda exageraba. Pero cuán im-portante es llevar una vida desahogada. Resulta complejo cuantificarlo. Dentro de la eco-nomía española hay quien vive dignamente con menos de 10.000 euros al año. Otros ganando 10 veces más se sienten insatisfechos. El dinero llama al dinero. Sin duda es una droga. Cuanto más tienes más quieres. Es motivo de envidias, disputas y crímenes.

7.- Vida intelectual y social

Para mí la lectura y la escritura son una fuente de enormes satisfacciones. Me considero un yonqui de ambas. Sobre todo en momentos como este en que mi conjuntivitis me limita.

La investigación es una de mis grandes pasiones. Va más allá del trabajo y del dinero. Pero investigar en España es llorar. Da grandes satisfacciones contribuir modestamente al progreso humano. Está bien ser un bulto con ojos. Pero ser una maravillosa cabeza pensante es un privilegio del que me enorgullezco. Podría escribir cosas parecidas sobre la creación y el arte en general. Tal vez algún día sea un artista.

El juego es otra gran pasión humana. En mi caso centrada en el ajedrez. Por una parte el juego te ayuda a olvidarte de malos rollos y distraerte. En el caso del ajedrez también ayuda a pensar. Existe el riesgo de que sea demasiado absorbente y demos poner fre-nos, fronteras o barreras.

La vida social es igualmente necesaria. Más allá de tener pareja, familia y amigos íntimos resulta gratificante tratar de llevarte bien con la gente y participar en la vida social de tu ciudad. El asociacionismo nos enriquece. Cine, música, poesía, deporte y otras actividades te ayudan a distraerte y te retroalimentan.

8.- Buscar la verdad/ Desenmascarar la mentira

Los caminos que llevan a la verdad son complejos y tortuosos. La mentira es una pieza más fácil de cazar. Tan sólo debes creer a pies juntillas todas las tonterías que escuches o respetar ciertos valores sagrados que parecen verdades eternas y no son más que mi-tos o mentiras podridas. Vamos sobrados de ideologías, moral, religión, dudas y misterios.

La diversidad humana, los valores del otro y la convivencia tienen mucho más de bueno que de malo. Nos enriquece y nos llena de tolerancia. Pero también existen fronteras morales, religiosas o sociales en las que se encierra demasiada gente. Aún así tratar de comprender al otro nos ayudan a ser mejor persona, buscar la verdad y a ser más feliz.

9.-Tratar de ser uno mismo sin caer en la soledad y el desamparo. Es una tarea hercúlea y tal vez imposible. Ocupa muchos de mis recursos.

10.-Dejar huella

Es un instinto insondable. Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo. Pero no hay tiempo, ni dinero, ni capacidad física o intelectual para afrontar todos los retos intelectua-les, físicos y biológicos. La vida es demasiado corta, y tiene demasiadas trampas. Sin embargo, debemos esforzarnos para que nuestras pisadas en la arena de la playa de la vida perduren lo máximo posible. O por lo menos que nuestros castillos de arena, o mu-ñecos de nieve sean más o menos aplaudidos.

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