martes, 14 de mayo de 2013

Desamor

Si no recuerdo mal los estados de la materia son tres; sólido, líquido y gaseoso. Los estados sentimentales del ser humano son algo más complicados. Sin embargo, conviene señalar la euforia del enamoramiento y el vacío de las rupturas amorosas. Seguramente se podría añadir ese estado en el que las cosas no van ni bien ni mal, pero en el que sobran parientes indeseables, problemas laborales, posibles filtreos o desacuerdos socioeconómicos.

No es fácil superar la ausencia de tu pareja. Al principio sufres una angustia irrefrenable que suele devenir en nostalgia. En vano puedes llenar su hueco con cenas con amiguetes, novelas históricas o cursos de dibujo. Tarde o temprano acabes fijándote en una bonita mirada, un escote espectacular, unas piernas esculturales o unos labios sensuales. Si la admiración es mutua el desamor desaparece y nace una nueva pasión. Pero a veces, o muy a menudo, no tienes claro a quien besas, abrazas, o con quien estás haciendo el amor. Las pasiones verdaderas duran para siempre.