Prefiero un bocadillo de tortilla de patatas al de jamón. Pero ¿Quién se resiste a un jamón ibérico, prejuicios religiosos y problemas de salud excluidos? ¿Qué motivó al propietario a no comérselo y dejarlo abandonado en una callejuela del casco antiguo de Barcelona? A mí no me parece bien. Andamos sobrados de desesperados que mendigan un trozo de pan por demasiadas esquinas.