Por mal que le vayan las cosas a las entidades bancarias, esta pobre hoja seca siempre encontrará más y mejores medios para pasar sus últimos días de vida que a la puerta de un hospital o de un colegio. Tal parece que los bancos son la niña mimada del neoliberalismo. Centros sanitarios y educativos parecen ser los culpables del déficit y otras cosas peores. Maldita sea.