viernes, 14 de octubre de 2011

Ingratitud

Tras una buena mano de pintura nuestra vivienda y nosotros mismos nos encontramos mucho mejor. Más límpios, más renovados y más coquetos. En el camino se quedan muebles, electrodomésticos, libros y cachivaches diversos que se han convertido en trastos. La falta de espacio y la falta de gratitud hace que muchos cubos que tan bien han ayudado a diluir y repartir la pintura sean injustamente desechados.
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