Ya era hora. Al fin me he decidido por organizar un poco mis fotos familiares. Son imágenes cargadas de recuerdos, olvidos, felicidad, dolor, muerte y nostalgia. Desciendo de dos familias de campesinos valencianos y apenas quedan unas pocas docenas de fotos desde 1926 a los años 40.
Estas dos niñas vestdas de riguroso luto acaban de perder a su padre. Juliana, la mayor tiene 6 años y con el tiempo sería mi madre. Mi tía Isabel apenas tiene 3 años y durante la sesión estuvo muy inquieta. Mi sobrina Paula ha heredado esa vitalidad cuando pretend tomarle una foto. Mi abuelo Félix Martínez murió de tétanos a los 33 años y dejó a su familia desamparada. La relativa protección social republicana les protegió hasta la llegada del franquismo. En 1944 marcharon a Barcelona.
Supongo que sería la primera vez que las niñas posaron en un estudio fotográfico. Mi madre está seria y asombrada. Mi tía esboza una sonrisa pícara. Llama la atención los ojos de mi madre. Abiertos como platos y todavía húmedos por las lágrimas de dolor y vacío. También impresionan las manos de mi madre que arrompan una mano de su hermana.
Me cuesta imaginar que dos ancianas achacosas y octogenarias fueron en su día estas niñas desamparadas.
