domingo, 22 de diciembre de 2013

Tortilla de champiñones

 Llevo demasiado tiempo haciendo dieta sin apenas perder peso. Eso si, se me está agriando el carácter y me gasto más dinero en intentar comer menos o peor. Entre, por probar, en un nuevo bar restaurante que han abierto en mi barrio y que promete comidas saludables y económicas. El menú del día costaba 8 euros. De primero pedí una ensalada verde y de segundo una tortilla con champiñones. Nada de pan pan, de postre una manzana y para beber agua y té. La ensalada se dejó comer sin problemas. He probado mejores tomates y zanahorias pero no pasa nada. La tortilla parecía estar en su punto pero al incarle el tenedor alguien gritó algo así como “socorro, por favor, no me coma”. De su interior surgió un hombrecillo de esos que salen en los cuentos de hadas. Me rogó que no lo devorara y que tendría mi recompensa. Desde entonces vivimos juntos y me van las cosas mucho mejor. En su mundo de fábula trabajó de asesor fiscal, abogado del diablo y médico homeópata. Gracias a sus sabios consejos ya no tengo líos con hacienda, ni problemas de conciencia y mi salud es excelente. A cambio le ofrezco una confortable casita de madera para muñecos que compré en una juguetería.