La formación profesional resulta fundamental para no ser un muerto de hambre. Desgraciadamente en estos momentos no te libra de un trabajo basura y en demasiadas ocasiones no te permite conseguir siquiera un trabajo. Trabajadores de la construcción debidamente cualificados desde albañiles a arquitectos están abocados a la emigración, al paro, al subempleo o a reinventarse profesionalmente. Tres cuartos de lo mismo pasa en sanidad y en la enseñanza. Mejor no seguir.