Hay días en que te sientes pesado, torpe e inútil. Un paseo fotográfico suele ser una buena medicina. De esta forma me empecé a sentir mejor tras fotografiar un espejo dentro de un espejo o algo parecido. Para colmo intenté hacerme un autorretrato. En primer lugar mi rostro se reflejaba en el espejo retrovisor de una moto y en segundo término en un espejo de baño abandonado junto a un contenedor. Como ven soy un poco complicado y trato de poner unas gotas de ironía y sentido del humor a mis fotos. Sin embargo, cuando observo imágenes como las de Francesca Nocivelli me convierto a lo sumo en en escritor ocurrente. Por favor, no dejen de ver la exposición La Galería de los Dulces Sueños, una obra en la que la fotografía se mezcla con la pintura, el cine, el fotomontaje, las instalaciones y alguna que otra cosa que me olvido. Creo que lo mejor de este trabajo es el sentido del humor de una fotógrafa que es toda simpatía y que por lo que veo es capaz de transmitir la picardía de su mirada a un objetivo fotográfico. Si tenemos en cuenta que los modelos son mujeres presas la labor tiene todavía más mérito. Regalar sonrisas es muy necesario a quien se ve privado de su libertad. A ver si otros sesudos profesores de fotografía toman buena nota y otorgan menos transcendencia a la imagen fotográfica y más capacidad de seducir, divertir y soñar.