No se preocupen. No voy a hablarles de la tarifas eléctricas. Sólo quiero recordales que se fijen en su alrededor y disfruten todo lo que puedan del paisaje urbano. Ya se que es demasiado gris, que sobran socavones, y nunca está del todo limpio. Pero a veces un rayo de luz le dignifica y le confiere un aspecto casi mágico. La foto es mía para que luego digan que soy mejor escritor que fotógrafo.
La luz alimenta nuestro espíritu y hace que bajen las depresiones y los suicidios. El reino vegetal vive de la luz como el Fondo Monetario Internacional y otros delincuentes viven de los recortes y las bajadas de sueldos. También produce efectos muy positivos en la mayoría de los animales. A destacar el cerdo ibérico y, aunque esté mal en decirlo, el toro de lidia. Peor les sienta a los animales de granja forzados a alimentarse más de la cuenta con luz artificial más horas de la cuenta. Por lo que se animales como el topo, las lombrices y el búho se sienten mejor en la oscuridad. Algo parecido les pasa a demasiados políticos que se encierran en su torre de marfil tratando de huir de la realidad, de la luz y de los taquígrafos.