Muchos son los caminos que nos llevan a comprar sexo. No hay nada, sin embargo, como un afecto recíproco. Sin duda hacemos el amor por placer. Pero también para intercambiar ternura, para escapar de la soledad y para tratar de burlar a la muerte. El sexo es pura vida. El de pago suele ser más descafeinado, adulterado y prostituido. ¿Pero quién no compra afectos de algún tipo o no se vende por dinero?