sábado, 27 de noviembre de 2010

Orfandades

Veo a mi sobrina Paula estar pendiente de su padre como si fuera Dios. Le mira, le admira, le sonríe, le llora. Por el contrario mi madre se lamenta con frecuencia de la temprana muerte de su padre, cuando ella tenía tan sólo 6 años. La tragedia afectiva se mezcló con la económica y en medio una sangrienta guerra incivil. Los niños necesitan una familia. Lo más estructurada y bien avenida posible. Por eso lamento profundamente la orfandad de Patricia. Una tragedia se llevó a su padre para siempre. Espero que tenga la dicha de poder disfrutar de algún buen sucedáneo de afecto paternal.