Con la llegada de los musulmanes a la península Ibérica estuvimos más cerca que nunca de África. Pero también de una tolerancia, una modernidad y una actividad científica que se perdió con la expulsión de musulmanes y judíos por los malditos reyes Católicos, tan publicitados por la historiografía fascista española. Ahora las cosas son un poco distintas. Bueno, tal vez no tanto. Los árabes afrontan una controvertida primavera de cambios, reformas y revoluciones y los europeos nos morimos de asco con el déficit, el paro y las hipotecas.
Dicen los geólogos que en la tierra hubo una vez un solo continente. Tal vez en un futuro tengamos menos racismo, intolerancia y xenofobia.
