sábado, 16 de octubre de 2010

Desayuno sin humo

Cafetería Mas: Café con leche + Croissant 2.55 Euros

Normalmente prefiero prepararme personalmente el desayuno. Por la mañana soy un poco como las serpientes que sólo comen las presas que cazan y rechazan los animales muertos. Confeccionarme el desayuno es para mí algo casi religioso. Prefiero un te con leche y unas tostadas con mermelada a los lujosos desayunos-buffets de los hoteles de muchas estrellas. Por otra parte en las comidas y cenas soy mucho más permisivo y disfruto todo lo que puedo de las paellas, espaguetis al pesto o lenguados a la mernier de los buenos restaurantes.

Sin embargo aquella mañana quería variar. La noche había sido revuelta y no había podido dormir bien. Entre el resfriado, el mal tiempo y los ninis haciendo el botellón no pude conciliar el sueño hasta las 5 de la mañana. Hacia las nueve me desperté con ganas de pasear y de darme alguna alegría. Un buen desayuno sin humo era una buena idea para conjurar una mala noche.

La pastelería Mas (Fabra i Puig, 94) es una de las mejores de Barcelona. Los pasteles, el pan recién hecho y una moderna cafetería nos despiertan nuestros más dulces deseos. La elección de una cafetería sin humo era clarísima. El café con leche o el te con limón no casan con el tabaco. Mi resfriado no toleraba humos ajenos.

El lobby de los fumadores es implacable. Conozco varios locales que durante un tiempo tuvieron colgado el cartel de se prohíbe fumar y han tenido que claudicar y permitir fumar. El hombre es el peor enemigo para el hombre. Muchos fumadores deberían seguir algún tipo de terapia o de reeducación moral. Cuando veo fumar mientras tomo café siento que me están insultando gravemente.

El ambiente de la cafetería Mas es mucho más agradable que el de la mayoría de los bares que permiten fumar. Sus clientes son gente que te gustaría tener como vecinos, amigos o compañeros de trabajo. El croissant estaba delicioso. El café descafeinado con leche aceptable; es difícil pero no imposible que un descafeinado sepa casi igual que un café de Colombia. La presentación de la comida es pulcra y atractiva. El personal es atento, amable y buen conversador. El local es muy pequeño. Sólo dispone de una pequeña barra alta y de otra barra más baja. Tal vez en eso consista su encanto. Me quedé con ganas de tomar un capuchino que tenía muy buena pinta.

Tras el desayuno nada mejor que una visita al Club Natación Sant Andreu. Un poco de bici estática, estiramientos, fitness y una buena sobredosis de sauna y jacuzzi. Todavía recordaba con nostalgia el sutil sabor del croissant cuando salía de la ducha relajante. El gimnasio acabó de despertarme y conjuró los daños colaterales de un tiempo bochornoso y lluvioso.