domingo, 24 de abril de 2011

Lobo López y Cyrano de Bercerac

“La cobardía es asunto
de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores,
ni a historias,
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.” Silvio Rodríguez (1970)“Oleo de mujer con sombrero”

Más o menos se sentía identificado con Cyrano de Bercerac. A veces en la versión original de Edmond Rostand y en ocasiones en la interpretación de Steve Martín en la película Roxanne (1987). En cierta ocasión encandiló a dos jóvenes con el libro de F. Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Pero el éxito duro poco, dos reclutas acabaron llevándoselas a la cama conversando sobre sus aventuras y desventuras militares. Más suerte tuvo hablando de poesía o de cine con jóvenes universitarias. Muchas veces se sentía un “Lobo López”. La canción de Kiko Veneno era una de sus favoritas. Reflejaba bastante bien su forma de relacionarse con las mujeres. En demasiadas ocasiones se identificó con la canción de Silvio Rodríguez “Oleo de mujer con sombrero”. Por otra parte la música del cantautor cubano fue testigo de algunas noches de amor.

Su aproximación al sexo opuesto ha sido, para bien y para mal, demasiado literaria y entrecortada. Tuvo muchos más fracasos que victorias. Lo importante era ser valiente y atrevido. Su timidez le jugó malas pasadas. Pero como escribió don Antonio Machado:
“Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.”

Cada uno es como es.