No había perdido la esperanza de reencontrarse con ella. Habían pasado más de diez años, pero el fuego todavía calentaba su afecto, su pasión y su deseo. De nada le valía sentirse querido por una mujer maravillosa y arropado por unos hijos encantadores. Hay amores que te bifurcan el corazón como si fuera la partición de un disco duro con dos sistemas operativos. Saberlo gestionar es problema tuyo.