Cuando se despertó el fotógrafo todavía estaba allí retocando mentalmente las fotografías que había tomado el día anterior. Sus compromisos laborales y familiares no le permitieron optimizar sus fotografías y difundirlas en las redes sociales hasta varios días después. Algunas se sus imágenes eran tan breves, intensas y distendidas como los microrrelatos de Augusto Monterroso.